Green Lantern nº32

Título: Posguerra (II)
Autor: Jeronimo Thompson
Portada: Roberto Cruz
Publicado en: Mayo 2014

Comienza la misión de Kyle Rayner como agente encubierto en Thanagar mientras Kilowog afronta las dificultades que implica mantener un planeta como éste bajo control.
Mi nombres es Kyle Rayner. Cuando era un niño, nunca pude decidir que quería ser cuando fuese mayor. Pero el destino lo hizo por mí. Soy el Portador de la Antorcha. Soy un Green Lantern. Soy un héroe.
Kyle Rayner creado por Ron Marz y Darryl Banks

En el episodio anterior: Kyle Rayner llega a Thanagar con el objetivo de hacerse con un prototipo del mecanismo teletransportador que utilizaron los thanagarianos para invadir Oa meses atrás(1). Para ello cuenta con la ayuda de la agente del Alto Mor que ha descubierto la existencia de este artefacto, la cual lo acompañará en una misión encubierta de la que podría depender la inestable paz de este planeta, ahora bajo el control del Green Lantern Corps.

El puño del thanagariano se hundió en el estómago del Green Lantern, provocando que éste cayera sobre la arena como un peso muerto. Kyle empezaba a resentirse del serio castigo al que estaba siendo sometido, pero trató de incorporarse con rapidez, esforzándose en recuperar al menos una parte del aire que había escapado de sus pulmones. Lo único que consiguió, sin embargo, fue alzar la cabeza con tiempo de encajar un segundo puñetazo, esta vez sobre su pómulo derecho, que lo derrumbó definitivamente a los pies de aquella mole thanagariana de casi dos metros de altura. Los resoplidos entrecortados del Green Lantern levantaron en el suelo una pequeña nube de polvo que se adhería a la sangre todavía fresca que cubría su rostro.

-¿Suficiente? –preguntó el thanagariano inclinándose sobre él. –Los combates no suelen durar más de 1000 fracs, y tú ya has aguantado 3000.

Tumbado sobre la arena, Kyle se giró y clavó los ojos en su adversario, preguntándose qué habría pensado Batman si hubiera presenciado aquella pelea; en su opinión, había hecho buen uso de todas las lecciones sobre lucha cuerpo a cuerpo que había recibido del Hombre Murciélago cuando ambos formaban parte de la Liga de la Justicia(2), pero aún así… El Green Lantern pasó una mano por su cara amoratada, y recordándose el motivo que lo había traído hasta allí, decidió no divagar por más tiempo y hacer lo que se suponía que debía hacer a continuación.

-Suficiente, sí –dijo escupiendo parte de la arena que rechinaba entre sus dientes. –Doy el combate por terminado.

El rostro impasible del thanagariano se relajó con una sonrisa apenas insinuada mientras ayudaba a Kyle a incorporarse. A su alrededor, los seis combates que tenían lugar en los Círculos de Batalla adyacentes continuaron desarrollándose con total normalidad.

-¿Algún hueso roto? –se interesó el thanagariano más por rutina que por verdadera preocupación, aspirando con deleite el aire viciado de aquella sala, impregnado de un fuerte olor a sangre y transpiración alienígena.

El Green Lantern negó con la cabeza al situarse de forma tambaleante frente a su oponente. El thanagariano, por su parte, fijó su mirada en los ojos de Kyle y pronunció las palabras rituales:

-“Ahora que ya hemos compartido la sangre, compartamos la bebida”. Sígueme, por favor.


Kilowog descendió hacia la superficie del planeta, abandonando la plataforma orbital en la que residía desde que los cinco atentados contra su vida que había sufrido durante sus primeros días en Thanagar le disuaderon de establecerse en la misma Thalrassa(3). El bolovaxiano odiaba aquel distanciamiento que en nada ayudaba a afianzar su posición allí pero, por un lado, no estaba dispuesto a malgastar el esfuerzo que suponía garantizar su seguridad en Thalrassa, y por otro, empezaba a asumir que nada de lo que hiciera o dijese en aquel planeta mejoraría su imagen frente al pueblo thanagariano. El férreo control impuesto por el escuadrón de Manhunters que comandaba apenas era consentido por los thanagarianos más moderados; mucho menos por el noventa por ciento de la población restante.

En pocos minutos, el Green Lantern se halló sobrevolando la ciudad mientras dos de los Manhunters asignados a labores de pacificación en Thalrassa se unían a él y lo escoltaban hasta culminar su descenso sobre la terraza superior de la recientemente reconstruida Torre del Alto Mor(4). Con forma de huso y unida al eje de la torre por uno de sus extremos como si de una hoja sin pecíolo se tratase, la terraza contaba con una pista de aterrizaje flanqueada por varias torretas armadas con cañones de iones, destinados a garantizar la seguridad de los vehículos que se posaran o partieran de ella.

El Primer Oficial del Alto Mor aguardaba la llegada de Kilowog en el área de recepción que habían dispuesto en la misma base de la “hoja”, donde lo recibió con una leve inclinación de su cabeza rasurada. El thanagariano respetaba las normas de vestimenta que debía contemplar un funcionario de su rango, y por tanto, mostraba su torso desnudo a excepción de un par de finas cintas rojas que se cruzaban sobre su pecho, enlazadas ambas a un pantalón verde de tejido elástico que cubría sus piernas; el uniforme lo completaban unas pesadas botas de color amarillo que llegaban hasta la altura de sus rodillas. De nuevo, pues no era la primera vez que coincidían, el Green Lantern encontró su atuendo más propio de un artista circense de su añorado planeta Tierra que de un alto dignatario, pero nadie hubiese podido adivinar lo que pasaba por su cabeza observando el pétreo rostro del bolovaxiano.

-Val Thodar le espera en el Nido del Halcón, Green Lantern –informó el thanagariano con su voz perfectamente modulada; y dirigiendo una rápida mirada a los Manhunters que le acompañaban, añadió: -Estoy seguro de que sus “hombres” tendrán algún otro asunto urgente que atender mientras tanto.

-El tipo de asuntos que nunca escasean en Thalrassa, ¿verdad? –replicó Kilowog con tono jocoso, girándose hacia el robot de su derecha para hacerle una señal. –No se preocupe, Primer Oficial; a mí tampoco me interesa que alguien vea a unos Manhunters entrando en la Torre del Alto Mor y se extienda el rumor de que por fin estamos dando ese golpe de estado que todos temen desde que llegamos aquí.

El Primer Oficial forzó una sonrisa antes de hacer una rápida reverencia y volverse hacia la puerta dorada que permitía el acceso al cuerpo cilíndrico de la torre. El Green Lantern siguió sus pasos haciendo retemblar el suelo con su enorme peso en movimiento, mientras los Manhunters se alejaban de allí perdiéndose entre las torres de menor altura que rodeaban a la del Alto Mor.

La puerta se abría a un amplio conducto vacío que corría paralelo al eje vertical de la torre, y que gracias a la aplicación de pulsos controlados de antigravedad Nth, permitía el ascenso o descenso de sus usuarios a lo largo de sus más de dos mil metros de longitud; una vía de comunicación interna reservada para los funcionarios de más alto rango, y también para sus invitados más ilustres. Sin duda, aquel sistema implicaba un derroche de metal Nth que el Alto Mor apenas podía permitirse en sus circunstancias actuales, máxime cuando aún se estaba trabajando en restablecer el sistema levitatorio de Thalrassa(5). Sin embargo, aunque restituir a la capital de Thanagar al lugar que le correspondía entre las nubes era una prioridad para sus dirigentes, no por ello estaban dispuestos a renunciar al halo de poder que siempre debía rodear al Alto Mor. En unas condiciones tan inestables como las que se veían obligados a afrontar en aquella posguerra, su liderazgo se sustentaba en gran medida en la imagen de poder que fueran capaces de transmitir al pueblo thanagariano; y aún más importante, a las facciones rivales que aprovecharían cualquier signo de debilidad para lanzarse sobre sus nuevos gobernantes como halcones enfurecidos. Según le habían explicado al Green Lantern, aquel conducto de comunicación basado en las propiedades antigravitatorias del ahora escaso metal Nth, en apariencia un monumento al despilfarro, contribuía de alguna manera a sustentar esa imagen que tanto necesitaba transmitir el Alto Mor de Thanagar.

Si hubiese podido elegir, Kilowog hubiera preferido hacer uso de su anillo de poder para descender hasta el Nido del Halcón, que paradójicamente y por razones de seguridad había sido reubicado en la base de la Torre del Alto Mor, pero sabiendo que sus anfitriones podían percibir aquello como un insulto, simplemente se dejó caer en el vacío del conducto. La bajada se prolongó durante un par de minutos, durante los cuales el sistema levitatorio mantuvo una separación constante de tres metros entre el Green Lantern y el Primer Oficial. Cuando alcanzaron el Nivel -2, ambos abandonaron el conducto a través de una puerta ovalada que les condujo hasta una sala defendida por un grupo de ocho hombres-halcón fuertemente armados; los guardias observaron la llegada del Green Lantern con evidente hostilidad reflejada en sus rostros semicubiertos. Sin cruzar una palabra con ellos, el Primer Oficial guió a Kilowog a través de la sala para continuar por un largo pasillo que les llevó hasta una puerta sobriamente ornamentada,
que el thanagariano se dispuso a abrir colocando la palma de su mano sobre el panel de apertura.

-¿No vamos a la Cámara del Cónclave? –preguntó Kilowog con cierta sorpresa. –Pensaba que la reunión tendría lugar donde siempre-.

-Hoy no –respondió el Primer Oficial sin volverse hacia el Green Lantern. –Val Thodar le espera en la Órbita del Ojo.

Antes de que Kilowog pudiera añadir algo más, la puerta se deslizó hacia la izquierda permitiendo que ambos entraran en una estancia pobremente iluminada. El que muchos consideraban líder de facto del Alto Mor aguardaba tras una amplia estructura metálica que ocupaba el mismo centro de la Órbita del Ojo; sobre ella, se proyectaba una esfera holográfica de más de cuatro metros de diámetro, subdividida en una decena de imágenes mudas.

-Saludos, Kilowog –dijo el thanagariano con frialdad, apenas visible tras la esfera suspendida a un metro escaso sobre la estructura metálica.

-Saludos, Val Thodar.

El bolovaxiano avanzó hacia el enorme holograma que se interponía entre ambos dejando atrás al Primer Oficial, el cual abandonó la sala antes de que cualquiera de ellos se percatara. Las imágenes cargadas de violencia que se proyectaban frente a Kilowog le resultaron dolorosamente familiares.

-En otras circunstancias –comenzó Val Thodar-, te ofrecería algo para beber, aunque no sé si tu fisiología alienígena te permite disfrutar de nuestros licores. El problema, me temo, es que no puedo garantizar que lo que te traigan no termine convirtiéndose en un nuevo atentado contra tu vida, Green Lantern. Ni siquiera aquí, en la Torre del Alto Mor, cuentas con demasiadas simpatías.

-Por suerte para mí –sonrió el bolovaxiano sólo con la mitad de su rígida boca sin labios-, todavía cuento con las más importantes, ¿verdad?.

Val Thodar reprimió un pequeño bufido antes de contestar:

-No voy a engañarte, Kilowog: dos de los siete Dignos expresan su malestar por la presencia del Corps en Thanagar cada vez con mayor vehemencia; y los demás les escuchan.

-¿Han hecho mis Manhunters algo que les haya molestado? –repuso el Green Lantern con su potente vozarrón resonando contra las paredes de la sala.

-Bueno –respondió el thanagariano apoyando ambas manos sobre la mesa con gesto de cansancio, -creo que en este momento les disgusta más lo que no hacen, pero yo no me preocuparía todavía por eso; los motivos que nos obligaron a solicitar la ayuda de los Guardianes del Universo aún siguen vigentes, y si algo caracteriza a este Alto Mor, ya debes saberlo, es su sentido práctico.

-Al menos es algo que te caracteriza a ti –concedió Kilowog.

Esta vez fue el turno de Val Thodar para sonreír con la mitad de su cara; una media sonrisa que se esfumó rápidamente al centrar de nuevo su atención en las imágenes que mostraba la esfera holográfica.

-La masacre de anoche en Enndupar confirma que la situación en este planeta dista mucho de encontrarse bajo control. ¿Qué puedes contarme sobre lo ocurrido?.

-No mucho más de lo que ves ahí –respondió el Green Lantern señalando a las imágenes-, o de lo que te hayan podido contar ya tus informadores. En apenas un par de horas, el Culto de Onymar Synn eliminó a la mayor parte de los miembros de la Garra Dorada que se concentraban en la Ciudad de las Luces. A pesar de la intervención de los Manhunters destinados a Enndupar, y de los refuerzos que envié en cuanto supe lo que ocurría, el golpe ha sido mortal para esta facción, y los pocos supervivientes que han conseguido escapar de la matanza se han desbandando.

-“A pesar de la intervención de los Manhunters…” –repitió el thanagariano. –¿Ves? Aquí tienes un buen ejemplo de por qué el Alto Mor desconfía cada día más de tus líneas de actuación en Thanagar: los seguidores de Onymar Synn convierten una de nuestras ciudades más importantes en un campo de batalla, ¿y qué es lo que hacen tus Manhunters mientras tanto? Evitan que se extiendan los incendios provocados por las explosiones, socorren a los heridos, protegen a los grupos de simpatizantes de la Garra Dorada que encuentran aquí y allá, y de vez en cuando, incluso detienen a algunos de esos fanáticos religiosos. Actividades todas ellas que les honran, por supuesto.

-Sí, eso fue lo que hicieron –respondió Kilowog secamente, molesto por el tono de sus palabras. –Y aún siguen en Enndupar, ayudando en todo lo necesario para que la ciudad recupere la normalidad.

Val Thodar observó al bolovaxiano con una breve mirada de incomprensión antes de continuar:

-¿Y no ves dónde está el problema? Al retirar a la Garra Dorada del tablero de juego, el Culto de Onymar Synn se ha convertido en la facción más poderosa a la que tenemos que hacer frente ahora, muy por delante del resto de grupos disidentes que aún pugnan por sumir a Thanagar en el caos; ellos mismos se han encargado de colocarse en esa posición con sus ataques selectivos de las últimas semanas, y no dudes que el Alto Mor será su siguiente objetivo. ¿No crees que hubiera sido más útil para asegurar el futuro de este planeta que tus Manhunters hubiesen contraatacado anoche y dirigido toda su potencia ofensiva, que sé que no es poca, contra los seguidores de Onymar Synn, ejecutando a tantos como hubiese sido posible? Y no sólo eso: ¿no deberían estar ahora rastreando a todos los miembros del Culto que se esconden en las restantes ciudades thanagarianas para devolverles el golpe y eliminar definitivamente la amenaza que suponen? Thalrassa misma oculta a un buen número de ellos, por si te interesa saberlo.

Kilowog rodeó la estructura metálica sobre la que flotaba la esfera de imágenes para situarse frente a Val Thodar.

-Si necesitabas los servicios de una fuerza militar que actuara bajo las órdenes del Alto Mor, deberías haber contratado a L.E.G.I.O.N. El Green Lantern Corps no trabaja así; nosotros estamos aquí para garantizar la reconstrucción y pacificación de Thanagar, pero nunca a costa de ejecutar a todos aquellos que se opongan a tu gobierno.

-No malgastes energías tratando de venderme tu política de intervención, Green Lantern –replicó Val Thodar, restando importancia a la discusión con un rápido movimiento de su mano. –La conozco perfectamente, y no voy a comprártela. Sólo quería que entendieras por qué estás perdiendo el apoyo del Alto Mor, y aparte de eso… bueno, dejémoslo así; sólo espero que no tengamos que lamentar la forma en que estás afrontando la amenaza que supone el Culto de Onymar Synn.

El thanagariano accionó seguidamente un dispositivo del brazalete de metal cobrizo que rodeaba una de sus muñecas para disolver la esfera de imágenes; conforme ésta desaparecía, una luminosidad difusa de color verdeazulado inundó el interior de la Órbita del Ojo. Val Thodar cambió el tono de voz al retomar la conversación:

-¿Y el otro Green Lantern? ¿Ha contactado ya con esa mujer?.

-Sí, ayer mismo –respondió Kilowog. –Y eso fue lo último que supe de él. Como acordamos, está manteniendo su anillo de poder inactivo, de manera que ningún grupo de disidentes pueda detectar su presencia en Thanagar; el problema es que nosotros tampoco podemos localizarlo ni comunicarnos con él, pero no importa: confío plenamente en ese muchacho.

El thanagariano se limitó a asentir lentamente dando pie a que el Green Lantern continuara hablando:

-En realidad, la que me preocupa es ella. ¿No puedes contarme algo más específico sobre tu agente encubierto?.

-Creo que ya te conté todo lo que sabemos sobre esa mujer –dijo Val Thodar encogiéndose de hombros. –Según su escueto expediente, Kawen Dan ha servido en nuestra fuerza policial durante diez años, actuando la mayor parte de ese tiempo como agente infiltrado aquí mismo, en Thalrassa. Sin embargo, poco antes de que iniciaramos nuestra desastrosa campaña contra Oa(6), Kawen abandonó el cuerpo y desapareció en uno de los sectores más conflictivos de la ciudad, el cual conocía perfectamente debido a su labor. Casi todo el trabajo que realizó para la policía durante sus años de servicio está clasificado, y los informes que lo detallaban se perdieron junto con el resto de material clasificado que los miembros del antiguo Alto Mor destruyeron antes de huir como los cobardes que eran. Lo siguiente que sabemos de ella es que hace unos días se puso en contacto con nosotros a través de uno de nuestros agentes de campo, ofreciéndonos la información que ya te di: que existe en esta ciudad un prototipo de la Puerta que nadie conocía(7) (nadie vivo, al menos), y que muy pronto podría caer en malas manos.

-Y lo único que pedía a cambio de entregároslo…-.

-…era que la sacáramos de Thanagar cuando todo esto acabe, y que la acompañara en esta misión un Green Lantern terrestre que debía aceptar una petición suya antes de comenzar la búsqueda del prototipo. Asumo que si tu compañero está ahora con ella es porque aceptó esa petición.

Kilowog resopló con estrépito mientras se rascaba la nuca con contundencia.

-Esto no me gusta. Apenas sabemos nada sobre ella, y sin embargo…

-Bueno, vino a nosotros libremente cuando podría haber contactado con cualquiera de esos grupos que sueñan con tener una oportunidad como ésta para ocupar nuestro lugar. A mí tampoco me entusiasma dejar este asunto en manos de esa mujer, pero no puedo permitirme desconfiar de ella: si ese prototipo existe realmente, supone una amenaza demasiado grande para todos nosotros como para arriesgarme a no hacer nada mientras la investigamos más a fondo.

-Lo entiendo muy bien, Val Thodar; si no fuera así, no hubiera puesto en peligro la vida de mi compañero, embarcándolo en una misión como ésta a ciegas. Pero sigue sin gustarme nada…


Kyle se acomodó sobre un sillón tapizado con la piel moteada de algún animal autóctono, tomando entre sus manos el cuenco que le ofrecía el thanagariano. Al llevárselo a los labios, percibió que aquella bebida desprendía una fuerte emanación alcohólica, pero a pesar de ello, le dio un sorbo; decisión que lamentó de inmediato. Rápidamente, dejó el cuenco sobre la mesa con un rictus de dolor mientras las múltiples heridas que cuarteaban sus labios, extendiéndose por el interior de su boca, ardían al unísono.

-Sí, el primer trago siempre resulta explosivo –rió el thanagariano, dejándose caer sobre el segundo sillón que bordeaba la mesa. –Pero te recomiendo que sigas bebiendo este brebaje: ayuda a cicatrizar los cortes, y además, incluye un potente analgésico que te hará más llevaderas las próximas horas.

Kyle emitió un breve gruñido por toda respuesta al tiempo que observaba el estrecho reservado adonde lo había guiado el thanagariano; ni las finas láminas cromadas que limitaban el habitáculo, ni mucho menos la cortina de tela escarlata que hacía las veces de puerta, impedían que el bullicio que dominaba aquella especie de taberna a la que se dirigían todos los luchadores después de cada combate retumbara también allí a su alrededor.

-Te felicito –comentó el otro sonriente. –Mis clientes habituales no suelen darme tanto trabajo como tú me has dado hoy; tengo la espalda molida.

-Ojalá fuera mi espalda lo único que yo tengo magullado –replicó el Green Lantern evitando sonreír para no sufrir aún más dolor. -¿Qué tipo de clientes sueles tener habitualmente?.

-Comerciantes, funcionarios… El tipo de gente que no ha podido consagrar su vida a la milicia o la fuerza policial y necesita recordarse que sigue siendo un thanagariano de verdad. (Adelante: bebe). Pero tú no eres como ellos: sabes luchar y dominas técnicas que nunca había visto antes.

Kyle tomó el cuenco de nuevo entre sus manos y, sin pensárselo, se bebió la mitad de su contenido de un solo trago. Su boca volvió a clamar en una explosión de escozor, pero cuando aquel líquido caliente llegó a su estómago, sintió una placentera sensación de calma que pronto comenzó a extenderse por todos los músculos de su cuerpo.

-He aprendido del mejor –dijo finalmente el Green Lantern; y cambiando completamente de tono, añadió: -Verás… um… ¿Kosmar? No tengo mucho tiempo, y creo que deberíamos ir tratando el asunto que me ha traído hasta aquí.

-Por supuesto… –murmuró el thanagariano, observando a Kyle con renovada curiosidad mientras se llevaba su propio cuenco a los labios. –Alguien como tú no vendría a luchar en un Círculo de Batalla sin un buen motivo… ¿Ha sido para hablar conmigo entonces? ¿Qué quieres de mí? ¿Quién te envía?.

-Me envía Kawen –respondió Kyle sosteniendo su mirada. –Y sospecho que ya sabes por qué estoy aquí.

-¿K-Kawen…? –tartamudeó con genuina sorpresa reflejada en su rostro. –Pero supuse que vendría ella misma… ¿Por qué te ha enviado a ti? ¿Quién eres tú?.

-Quien sea yo es lo de menos. Kawen ha pensado que su presencia aquí, para reunirse de nuevo contigo, podría hacer sospechar a alguien, así que… bueno, he venido yo en su lugar. ¿Representa algún problema para ti este cambio?.

El thanagariano se movió nervioso en su asiento, mirando a su alrededor como si el resto de luchadores que abarrotaban aquella taberna bebiendo en sus respectivos reservados pudieran observarle. Por unos instantes, se mantuvo en silencio mientras reflexionaba con evidente intensidad. Finalmente, retomó la conversación:

-No, no representa ningún problema, siempre y cuando puedas demostrar que vienes en su nombre. ¿Cómo puedo saber que no me la estás jugando?.

-Sólo ella conoce el precio que pusiste a la información que hoy debías darle, ¿verdad? Bien, Kawen me ha pedido que te diga que ya ha conseguido los tres pasajes para Thanaldar. Era eso lo que querías, ¿no? Abandonar Thalrassa para empezar una nueva vida en esa ciudad con tu mujer y tu hija.

Kosmar apuró el cuenco sin dejar de estudiar la cara de Kyle.

-De acuerdo, te creo cuando dices que Kawen te ha enviado. Y yo he conseguido los datos que me pidió, aunque si te digo la verdad, me preocupa para quién pueda estar trabajando esa mujer. ¿Quizá directamente para ti? ¿O sólo eres otro intermediario?.

-¿Sabes, Kosmar? –terció el Green Lantern tomando un poco más de su bebida mientras cruzaba mentalmente los dedos para no excederse en su representación del papel de agente secreto. –Pienso que si Kawen estuviera aquí estaría de acuerdo conmigo en que no te conviene hacer tantas preguntas sobre cuestiones que no te conciernen; de hecho, estoy bastante seguro de que nunca se te hubiera ocurrido tratar de sonsacarle información a ella como parece que estás tratando de hacerme a mí.

El thanagariano palideció visiblemente, negando con un rápido movimiento de sus manos.

-No, no. Yo no trato de sonsacarte nada. Es sólo que ese cacharro… el prototipo del que me habló el tipo con el que luché la semana pasada… bueno, desde que me reuní con Kawen hace unos días he tenido tiempo para pensar sobre el tema, y… en fin, reconozco que estoy un poco asustado… Si cayera en las manos inadecuadas…

-Kosmar –repuso Kyle con tono tajante, clavando su mirada en los huidizos ojos del thanagariano. –Déjalo ya. El asunto es muy sencillo: tú me dices dónde podemos encontrar a ese tipo y yo te digo a qué hangar tienes que dirigirte mañana para salir de Thalrassa con tu familia. ¿Cuál es el problema, en realidad? ¿No has podido averiguar dónde vive?.

-¡Sí, lo he hecho! –exclamó Kosmar con precipitación. –Sólo tuve que preguntárselo a un amigo que trabaja en el registro de clientes con la excusa de… bueno, eso no importa; pero sí, tengo los datos de ese fanfarrón. Sé dónde podéis encontrarle. Yo sólo…

El thanagariano cambió entonces de actitud, pasando de mostrar una cierta agitación nerviosa a adoptar un aire de resignación que conservó mientras se levantaba de su sillón con intención de salir del reservado.

-Aguarda aquí un instante. Vuelvo enseguida.

Kosmar abandonó el pequeño habitáculo antes de que Kyle pudiera hacer o decir nada al respecto. El Green Lantern se sintió estúpido allí sentado, esperando a que el thanagariano volviera para entregarle la información que debía proporcionarle. ¿Pero adónde había ido? El nombre del tipo ya se lo había dado a Kawen la primera vez que hablaron, y ahora se suponía que sólo se trataba de una simple dirección. ¿No se la sabía de memoria? ¿No le bastaba al thanagariano con un trozo de papel y un boli (o sus equivalentes en aquel planeta) para escribir las malditas señas y entregárselas?

Un mal presentimiento cruzó la mente de Kyle en ese momento. Se incorporó con rapidez, y desplazando levemente la cortina que ocultaba el interior del reservado, echó un vistazo hacia fuera. El área común de la taberna estaba repleta de luchadores que iban y venían cargados con aquellos cuencos llenos de bebida, agolpándose la mayor parte de ellos en la barra donde los servían. El local no estaba muy bien iluminado y el movimiento de gente era continuo, pero aún así pudo localizar a Kosmar con relativa facilidad, de pie junto a una de las salidas de la taberna. Al Green Lantern le pareció que hablaba con alguien que se encontraba en el exterior, aunque resultaba difícil estar seguro de ello.

Todavía se preguntaba qué debía hacer cuando las circunstancias decidieron por él: tres figuras enormes, ocultas bajo mantos de color bermellón, entraron en ese momento por la puerta dirigiéndose a Kosmar. En respuesta, el thanagariano se giró hacia el reservado que ocupaba el Green Lantern y lo señaló con un dedo.

Y así concluye mi breve carrera como agente encubierto, pensó Kyle sintiendo un frío sudor que corría por su espalda.

Continuará…


Referencias:
1.- Ver Green Lantern: el Ataque de los Hombres Halcón

2.- Recordemos que ni Kyle Rayner ni Batman forman ya parte de la Liga de la Justicia desde la conclusión de nuestro evento Imperio.
3.- Capital de Thanagar.

4.- El Alto Mor es el título del máximo cargo político en Thanagar, que se otorga a su líder.
5.- La ciudad flotante cayó del cielo durante el ataque del Espectro, tal y como se contó en el número anterior.
6.- En Green Lantern #13.
7.- Leer el número anterior para saber más sobre este asunto

7 comentarios :

  1. Bien ha pasado mucho tiempo desde el último capítulo de esta serie, la espera ha valido la pena. Seguimos en esta aventura las peripecias del GL más creativo del grupo de GL terrícolas en la convulsionada Thanagar la cual está poniendo a prueba sus talentos y recursividad. También, una situación que está llevando al límite la filosofía del Corps especialmente en lo que respecta a a Kilowog y la política Thanagariana que resulta ser más directa y poco dada a sutilezas.

    La historia es de verdad interesante, amena y fluida. Me ha dejado con ganas de más. En cuanto al arte, sin duda el trabajo es excepcional al reflejar uno de los puntos que causa tensión entre los Gl y Thanagar: los Manhunter. Excelente trabajo de la pluma del buen Roberto. Bien, esta serie no tiene desperdicio

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    1. ¡Muchas gracias! (por la parte que me toca; el arte de Roberto merece sin duda todas las alabanzas posibles). Me alegro de que te haya gustado el segundo capítulo de esta historia, y por supuesto, que te deje con ganas de más.

      Ya llevo unas semanas trabajando en el #33, así que confío en que esta vez la espera entre número y número no sea tan larga (mis disculpas por haberme retrasado tanto en la escritura de éste).

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  2. Jerónimo se esta ganando a pulso el sobrenombre de “el señor de Thanagar” en AT53. Siempre se le ha conocido porque Kyle Rayner es su “personaje-fetiche” pero Thanagar también se ha convertido en un elemento recurrente en todas sus historias (y si no me creeis, estad atentos a AT-Visions –www.atvisions.blogspot.com- y ya veréis, ya…). La situación en la que dejó al planeta después de “¡El Ataque de los Hombres Halcón!” (Green Lantern #13-18) es muy compleja y Jerónimo no es el que ignora o eluda las consecuencias de sus actos, pudiendo echar un vistazo en este número a las dificultades a los que Kilowog debe enfrentarse en su intento de ayudar al planeta. Hay bastante “política” y muchas “conversaciones”, ninguna de las cuales puede ser considerada banal y que parece será importante en un futuro.

    Quizás lo único que se le pueda “achacar” a esta nueva etapa en Green Lantern sea precisamente esa falta de acción pero yo, personalmente, estoy disfrutando de lo lindo con todo el tapiz que esta tejiendo Jerónimo y que, si todo evoluciona como suele hacerlo en sus historias, será información muy importante para entender lo que sucederá a continuación.

    Respecto a la portada, no puedo decir nada más que dar las gracias por los comentarios recibidos. Me alegro mucho de que os haya gustado.

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    1. "Señor de Thanagar"... ¡Me gusta! :D

      Efectivamente, la acción pura y dura sigue demorándose en el desarrollo de esta saga, pero creo que poder confirmar que, esta vez sí, el próximo número tendrá una parte bastante movidita (como bien promete la conclusión de éste), sin renunciar por ello a las conversaciones, me temo :P

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  4. Bueno, se ha hecho de esperar, pero la espera ha merecido muy mucho la pena. Gran número con un gran sabor a opera space en la que tenemos a un Kyle al que no solo se le ha cogido perfectamente el punto, sino que ha sabido desarollarlo perfectamente, moviéndose por los bajos fondos.
    Por otro lado muy bien la parte de Killowog en una situación muy complicada y que nadie desearía con la que el autor demuestra que se maneja perfectamente también en política.

    Para mi sin duda lo mejor la ambientación que casi nos hace sentirnos thagarnianos ^^

    Lo único que nos queda por comprobar es como se desenvolverá cuando el anillo entre más en juego :p

    Genial!!

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    1. ¡Gracias, Carlos! (¿el anillo? ¿entrar más en juego? eh... sí, claro...lo dices porque esta serie se llama "Green Lantern", ¿verdad?... um... bueno, menos mal que está a punto de estrenarse una serie de "Green Lantern Corps" con un montón de anillos dentro, ¿no? :P ).

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